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El 90% de los accidentes de tráfico con víctimas se deben a fallos humanos y más de un millón de personas muere cada año en siniestros viales. Sin duda, la plaga de las muertes en la carretera ha remitido en las últimas décadas gracias a la generalización de los instrumentos de seguridad pasiva que hoy en día son absolutamente obligatorios. Entre estos, hay que mencionar el cinturón de seguridad, el reposacabezas o el airbag a los que debemos sumar la mejora de las infraestructuras, la formación y la concienciación; las medidas de regulación y el control de las normas.

¿Hemos llegado entonces al máximo posible en la prevención de la mortalidad en los accidentes? ¿Ya solo depende del factor humano? Depende en gran medida, sí, pero no hemos dejado de avanzar y el futuro, como en muchos otros aspectos de nuestra vida, está en la tecnología. El vehículo autónomo es ya una realidad a nivel experimental que puede conseguir grandes avances en corregir ese factor del “fallo humano”. Como parece lógico, su implantación será paulatina y se empezaría a usar en entornos limitados para abrir después la circulación compartida entre conducción humana y autónoma a servicios profesionales de reparto y transporte de personas. En este impasse ganaríamos experiencia, seguridad y aceptación además del tiempo necesario para adaptar la normativa a la nueva realidad.

Por el momento, en cambio, el presente ya nos anticipa algunas de las mejoras que conllevaría el vehículo autónomo pues lo que sí está ya mucho más cerca es la implantación de sistemas de seguridad automatizados que interpretan situaciones de riesgo y avisan al conductor y a las que el mismo vehículo reacciona total o parcialmente. Se trata de funciones como el control de crucero adaptativo, aviso de cambio involuntario de carril, la frenada automática de emergencia o el detector de fatiga. Se conocen como ADAS, correspondiente a sus siglas en inglés “Advanced Driver Assistance Systems” y su impacto llega superar una reducción del 50% del riesgo de siniestros en la circulación.

Hoy en día estos sistemas son de instalación opcional en los vehículos y su uso no está muy generalizado, aunque esté totalmente demostrado que proporcionan un valioso plus a nuestra seguridad. Después de todo ¿qué hay que sea más importante?